top of page

Diseño Biblioteca Virgilio Barco

Tomado de: Revista Bitácora 10, enero-diciembrede 2006.

Biblioteca Virgilio Barco: desaparición de la ciudad, invocación de la Sabana Estudio de consideraciones urbanas en un proyecto arquitectónico. Juan Pablo Aschner Rosselli

Resumen

El artículo procura develar la existencia de un acontecimiento urbano complejo al interior del proyecto para la Biblioteca Virgilio Barco. En el transcurso del escrito se aborda la implantación de la Biblioteca en el lugar, estudiando para ello los elementos naturales que la dotan de temporalidad, su relación con el paisaje circundante y la incidencia de este último en la construcción de un límite. Se analiza luego el espacio concebido. ¿Cómo surge la idea arquitectónica y se funda con ella una ciudad; qué vueltas da, qué elementos y partes la componen y bajo qué premisas se dirige hacia un resultado formal concreto? Se develan las relaciones y los actores que participan en la composición de la planta. Es posible comprender el proyecto arquitectónico como un acontecimiento urbano singular, en la medida en que la composición apela a elementos diversos y en ocasiones disímiles para reconstruir en un solo tiempo el proceso acumulativo que compone una ciudad a lo largo de un trayecto histórico prolongado invocando para ello experiencias y recuerdos atemporales del arquitecto.

La composición con el lugar

El arquitecto construye un lugar distanciado de la ciudad donde es posible sostener una relación más íntima con los cerros y con el cielo. Para lograrlo, horada el terreno y asienta en la depresión una isla entre agua. En la Biblioteca, el terreno horadado prefigura un patio. Al interior del patio acontece lo construido, una pequeña ciudad donde importan los caminos tanto como los lugares. Los taludes resultantes de la horadación ocultan la silueta de Bogotá. No existen vistas puntuales sobre objetos urbanos, y los verdaderos determinantes son fenómenos atemporales y universales más amplios, tales como la puesta de sol sobre los cerros que se extiende por todo oriente o la coloración y nubosidad de un cielo de 360 grados.

Esta descontextualización, o puesta en escena dentro de un marco universal fuera de un tiempo y lugar específico, permite que la composición del proyecto acontezca en sí misma como obra libre y suelta que luego ha de posarse, o de descender en una depresión preparada para su asentamiento. Al hacer esto, el arquitecto le confiere al proyecto autonomía con respecto a su entorno inmediato y cercanía con respecto a su entorno lejano.

Contracción y expansión

En el Edificio de Postgrados de la Universidad Nacional encontramos un grado mayor de contracción entre los modelos (Imagen 9). ¿En qué radica la diferencia con la Biblioteca? El Edificio de Postgrados carece de espacio intersticial, de respiros entre sí. En la Biblioteca, por el contrario, el intervalo es un espacio. Así acontece en los vestíbulos de la planta inferior y principal. Los espacios que sirven son, aunque menos configurados, igual de relevantes a la totalidad que los espacios servidos. Los intervalos se expanden hasta hacer discernibles los modelos en el plano de acción, y hacerlos indiferenciables en el plano visual. Los intervalos están calificados en la medida en que están cubiertos y centralmente ubicados en la composición. En sentido estricto, no son intersticios o espacio residual, como si acontece en proyectos que han derivado en una expansión sin efecto contrario.

Imagen 9. Plantas principales. Edificio de Postgrados de la Universidad Nacional, Biblioteca Virgilio Barco.

Puede decirse, entonces, que el proceso de expansión en la composición de la Biblioteca es claro en la aparición de espacio mediador calificado entre modelos. La contracción se hace discernible en el grado de calificación de este espacio mediador, sin lugar a dudas diferente del otorgado a los modelos. Un proyecto comprimido no tendría espacio mediador entre modelos tan claramente discernible. Un proyecto expandido habría dilatado a tal punto el espacio mediador que lo convertiría en espacio indeterminado, no calificado. Puede decirse que el contrapunto contracción-expansión entre modelos determina el grado de configuración del espacio mediador, del espacio vestibular.

La composición con modelos

En la composición del proyecto participan modelos, suerte de actores predilectos invitados reiteradamente por un director a actuar en sus películas (4)

4 Dice Salmona (La experiencia es mía, lo demás es dogma, s.f.): “modelo es usar los elementos de la experiencia de otros y tratar de volverla mía”.

Puede decirse que el director, en este caso Salmona, conoce el trabajo de estos actores a través de obras anteriores, propias o ajenas, donde los ha visto actuar y sabe qué pueden aportar a un nuevo proyecto con algunos ajustes. Sabe también cuáles modelos interactúan bien y de qué manera. El equilibrio en la composición, la convivencia entre modelos, es indispensable porque determina el lugar de cada elemento en el seno del todo.

Las jerarquías en la composición son claras: hay un conjunto de modelos y un espacio mediador intersticial. El enunciado que la obra ha de comunicar exige que haya puntos destacados (modelos) contra el fondo de un tejido conectivo de zonas intermedias o mediadoras que son a la vez momentos de cambio de un modelo a otro, intervalos. Sin la existencia de zonas intermedias es imposible una comprensión de conjunto. De ahí que el vestíbulo, una clara zona mediadora, a la que hemos visto mutar de un esquema a otro conforme se reagrupan los modelos (Imagen 10), se le adjudique tanta predominancia en el conjunto. Es un espacio reposado, menos conformado, que consta, en resumidas cuentas, de dos planos horizontales (cubierta y suelo).

El vestíbulo no es un modelo, es el escenario para que toda la acción visual y física transcurra sin demeritar la acción de los actores que en sus costados se preparan para obrar. Dos modelos en particular acaparan la atención del vestíbulo y, por supuesto, del público. Por una parte, el patio surcado por la fuente escalonada, el espacio abierto, el camino. Por otra, la sala de lectura semicircular, el espacio cubierto, el lugar. La Biblioteca podría sintetizarse de nuevo en la coexistencia de estos dos; este es, de nuevo, el microtema. Los demás modelos que acompañan esta pareja tienden a ser como el uno o como el otro: caminos o lugares, lineales o concéntricos, abiertos o cerrados. La relación entre la sala de lectura y el recorrido procesional, con la mediación del vestíbulo, resulta esencial, nuclear al proyecto.

Imagen 10. Espacio mediador entre modelos en el proceso de composición, sustituyendo los modelos en cada esquema por los modelos finales a nivel de primer piso

De nuevo cabe la comparación con el cine o con la literatura. Desprovista de un tema concreto, abstracta en su contenido, la Biblioteca sostiene como protagonistas a un caballero esbelto y a su escudero robusto. Dos amantes que se comunican por medio de una nodriza complaciente. Dos enemigos, un padre sosegado y su hijo desbocado. En el complejo de la Biblioteca dos modelos entablan un diálogo inacabado. Es importante señalar, como veremos más adelante, que la tensión que resulta de trabajar con modelos se hace manifiesta en la planta y se aminora en el plano visual. Lo que la composición de la planta separa, los ojos lo reúnen.

El proceso de composición con modelos en la Biblioteca Virgilio Barco semeja la adición de piezas en un largo período de tiempo de un monasterio o pequeño complejo urbano medieval (Imagen 12). La congregación, la colectividad de modelos, el ensamblaje tenso y abrupto de la necesidad, en el cual se ven las costuras, caracteriza la composición de la Biblioteca.

Imagen 12. Narbonne (1272- Siglo XIV). Instituto de Estudios Biológicos, Salka de Louis I. Kahn. Biblioteca Virgilio Barco.

Tenemos así que la sala semicircular es un modelo que guarda relación morfológica con su uso, la lectura, como puede evidenciarlo la reiterada aparición de esta correspondencia formal con antecedentes programáticos similares en la historia de la arquitectura y en la obra de Rogelio Salmona. En la Biblioteca Virgilio Barco, la sala de lectura es el espacio último, el lugar, la quietud, el destino. Todo esto es confirmado, como ya veíamos antes, por la estabilidad rotunda y rotonda de su circularidad. Esta condición del estar, del lugar detenido, es confirmada por el camino realizado para llegar a ella, el peregrinar lineal. En las bibliotecas de planta centralizada, tal preámbulo queda por fuera del proyecto. Queda en la calle. Lo mismo ocurre en algunas bibliotecas de la modernidad. En la Biblioteca Virgilio Barco, el recorrido procesional y la sala de lectura semicircular entablan un diálogo continuo. El camino y el lugar, dualidad irresoluta de la arquitectura.

La fuente escalonada o escalera de agua es un modelo que adquiere en la Biblioteca grandes proporciones. Su coexistencia al interior de un patio con dos circulaciones peatonales de menor amplitud le confiere aún más peso y constata en el proyecto, por encima de la circulación humana en ascenso, la circulación del agua en descenso. Es a la pequeña ciudad, el río San Francisco.

La sala infantil de planta rectangular semeja los pabellones que conforman en torno a un patio, las estancias de las casas recientes de Salmona en la Sabana y en Bogotá; por tal similitud tiene una particular cualidad de hogar.

En la mediación entre modelos, los dos puentes-umbrales de la Biblioteca juegan un papel relevante y por supuesto diferente al que plantea el vestíbulo. Martin Heidegger (2005) dice que un puente tiene la capacidad de reunir dos espacios. La transición de un modelo a otro es un recorrido en sí, o es la confluencia de varios recorridos en un espacio errático. En ambos casos, y en otros más, el espacio mediador tiene la capacidad de reunir y, a la vez, de dilatar la relación entre los espacios mediados (Imagen 13).

Imagen 13. Puente-umbral que enmarca las visuales lejanas desde el vestíbulo

La plaza deprimida, que precede el patio central gobernado por una fuente escalonada aparece descrita por Germán Téllez en Rogelio Salmona. Obra Completa, 1959-2005 (2006) como “una versión bogotana de la célebre ‘fosa de la meditación’ pensada por Le Corbusier (y dibujada por Salmona) para la nueva capital de la India en Chandigarh”. Esta afirmación resulta de su escala y de su singular calificación arquitectónica, razones de más para denominarla como plaza deprimida.

La vivencia del espacio

La concepción del proyecto para la Biblioteca comienza en la vivencia del Edificio de Postgrados, de la avenida Jiménez, en fin comienza en la vivencia, previa al desarrollo de un sinnúmero de bocetos o de visitas al lote. La relación espacio concebido-espacio vivido es profunda y cíclica. Constituye en su continuidad el verdadero proyecto de Rogelio Salmona.

Confluencia entre recorrido y errancia

La Biblioteca Virgilio Barco puede entenderse como un movimiento continuo que tiene ritmo y forma. La tensión del espacio radica en las variaciones del ritmo. El pasar de espacios que estimulan la movilidad mediante recorridos dirigidos –espacios que apuntan más hacia la condición de caminos que de lugares– a espacios que estimulan el estar, la detención y la contemplación. A estos espacios habremos de denominarlos de errancia o de confluencia de recorridos. Es importante subrayar que para este análisis la errancia refiere no a una ausencia total de direcciones, sino a la confluencia de varias de ellas. La errancia equivale a un lago al que llegan y del que salen varias quebradas, un lago que es varias quebradas. La errancia es entendida como la confluencia de recorridos, intervalo antes de iniciar el recorrido como experiencia singular en sí. La errancia es clara, como en ningún otro lugar, en el vestíbulo. En él confluyen todos los recorridos posibles al interior de la Biblioteca.

Sería posible conectar los recorridos entre si de modo que la experiencia de vestíbulo apenas se sintiese. De hecho, en la arquitectura suele ocurrir que entre el lugar –Biblioteca– y el camino previo –calle– hay tan solo un umbral. En la Biblioteca Virgilio Barco antes siquiera de acceder al lugar desde la calle, debe realizarse un recorrido procesional que atraviesa varios umbrales; se transita por caminos antes de acceder realmente al lugar. Y una vez allí, en el vestíbulo, no es posible sentir que se ha llegado del todo. Falta tomar algunas elecciones que conduzcan hacia los destinos-estar, hacia la sala de lectura, hacia el auditorio, hacia abajo, hacia arriba. El vestíbulo debe responder a una serie de experiencias espacialmente intensas y arquitectónicamente ricas que lo preceden y lo suceden. Para hacerlo se despoja. Carece de calificación con elementos arquitectónicos. No hay recorridos sugeridos ni visuales enmarcadas. Están presentes los planos superior e inferior, lo que hay adentro y afuera, lo que hay antes y después, nada más. Llega la detención, la pausa o intervalo, el respiro, el silencio ritual, la euphemia (5).

5 Euphemia es, más que un silencio total, la ausencia de palabras –y también de gestos– no propicias en el momento de celebrar un rito. Cfr. Platón, Fedón.

El énfasis que Salmona otorga al rito en su arquitectura reside en la dilatación de las experiencias singulares. Retornando a la noción de microtema propuesta por Rudolf Arnheim, puede decirse que en la rampa-escalera puede hallarse el microtema del rito. Al ensanchar considerablemente las huellas, el ascenso por la escalera deja de ser un acto mecánico e inconsciente para volverse un rito, elaborado e impráctico.

El rito último desde una concepción religiosa puede entenderse como el peregrinar. Peregrinar como preámbulo a la llegada. Llegar a la Meca, llegar a Santiago, llegar a la Tierra Prometida. Incluso podemos decir, la vida es un peregrinar a la muerte. Pero en esta época, la cultura y, por consiguiente, la arquitectura procuran la inmediatez.

Lo que tiene para ofrecer la arquitectura contemporánea está ahí, al primer encuentro, en el primer contacto, sea un destello o una bofetada. El lugar, el espacio se ofrecen con solo cruzar un umbral. No es así en la Biblioteca. Llegar, incluso entrar, toma su tiempo, todo el tiempo posible. Enriquecer el peregrinar al lugar, para hacer del camino una experiencia en sí. De este modo, la vivencia es un viaje donde recordamos por encima del lugar, el camino hacia él. En la biblioteca importan tanto los caminos como los lugares. Sin embargo, la toma de conciencia del camino recorrido acontece con la detención. Mirar atrás ocurre cuando la experiencia espacial se detiene...

Sitio Web creado por los usuarios de la Red Capital de Bibliotecas Públicas - BibloRed

  • Facebook Clean
  • Twitter Clean
bottom of page